Vada y Sophia: Sabiduría ancestral para el arte de conversar
- Vishvanath
- hace 3 días
- 2 Min. de lectura
Una de las formas más profundas de sanación en estos tiempos es aprender a conversar. No solo hablar, ni solo escuchar, sino realmente abrirnos al otro con presencia, empatía y desapego de nuestras propias ideas fijas. Y esto, que parece tan actual, era ya comprendido y explorado por las grandes civilizaciones del mundo antiguo.
En la Grecia clásica, el diálogo era una herramienta esencial del pensamiento. No todo intercambio de ideas era igual: existían dos motivaciones muy distintas que guiaban los debates. La primera era philia sophia, el amor por la sabiduría; la segunda, philia nikēs, el amor por la victoria. La primera nos acerca al conocimiento; la segunda, al ego.

Cuando debatimos desde philia sophia, nos disponemos a aprender. Escuchamos para comprender. No importa si al final de la conversación "ganamos" o no; lo que importa es si juntos llegamos a una comprensión más profunda de la verdad. En cambio, cuando debatimos desde philia nikēs, lo que está en juego no es el conocimiento, sino nuestra necesidad de tener la razón. Defender nuestras ideas se vuelve una forma de defender nuestra identidad.
Curiosamente, esta distinción también fue descrita en la India antigua. En la tradición filosófica y dialéctica del Veda, se distinguían tres tipos de debate: vāda, jalpa y vitandā.
Vāda es el debate genuino, abierto, colaborativo. Ambas partes se enfocan en descubrir la verdad. Hay escucha real, claridad argumentativa y respeto mutuo. Este tipo de diálogo es valorado como una forma de sattva, la claridad y armonía mental.
Jalpa es el debate competitivo, donde se busca no solo afirmar la propia postura, sino refutar la del otro. Aquí predomina rajas, la pasión, el deseo de triunfo y reconocimiento.
Vitandā es el debate destructivo: se busca desmantelar el argumento del otro sin ofrecer una posición clara. Es el reino del tamas, la oscuridad, la negación, la falta de propósito.

Estos modelos no eran solo técnicos o lógicos; reflejaban estados mentales y cualidades del corazón. Por eso son tan relevantes hoy.
En tiempos de polarización, redes sociales e identidades frágiles, muchos de nuestros diálogos se han vuelto jalpa o incluso vitandā: confrontaciones de posiciones sin apertura al otro. Escuchamos solo para responder. Opinamos para afirmar nuestro lugar. Pero eso no es conversar, es defender trincheras.

Volver a vāda y a philia sophia es un acto de valentía. Es aprender a soltar el apego a la opinión propia. A dejar de identificarnos con lo que pensamos, para poder abrirnos a lo que aún no comprendemos. Es cultivar el arte de escuchar, no solo con los oídos, sino con el corazón.
Aplicar esto hoy puede transformar nuestras relaciones, nuestras comunidades y nuestras prácticas espirituales. Creemos que estas sabidurías siguen vivas, y nos invitan a practicar una comunicación consciente, como parte de nuestro camino de crecimiento.
Entonces, la próxima vez que entres en una conversación difícil, pregúntate: ¿Desde dónde estoy hablando? ¿Desde la necesidad de tener la razón... o desde el deseo sincero de comprender?
Allí comienza el verdadero diálogo.
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